Benjamin Casadiego

De niño dibujé un reloj. Papá me ayudó a dividir la esfera en cuatro partes, luego en doce y por último en sesenta. No recuerdo cómo pegamos el minutero y el segundero. Me explicó su funcionamiento. Al otro día mostré y expliqué a la profesora los mecanismos del tiempo, su misterio que desde entonces acompaña mi vida. Los relojes me ayudan, no solo a entender mí tiempo sino el de los demás. Soy puntual y mi día se mueve como un reloj de precisión. ¿Le quita gracia a la vida un reloj? Pienso que se la aumenta porque la llena de sentido y de límites. Es bueno tener límites. La vida es sostenida por el azar y las rutinas que, paradójicamente, nos dan la libertad. Todo lo anterior deja las dudas correspondientes. Si digo que los relojes ayudan a entender mi tiempo exagero.

Benjamin Casadiego

Pensar la muerte, de Vladimir Jankélévitch, es un breve libro que recoge cuatro textos en donde se aborda la muerte desde la mirada clínica, religiosa, cultural, institucional. En el prólogo, Francoise Schwab pegunta: “¿Se puede pensar lo impensable, la muerte?”. Responde Jankélévitch: “No pienso absolutamente en la muerte. Y en caso de que usted pensara en ella, le recomiendo hacer como yo, escribir un libro sobre la muerte […] antes que hacer un problema de ella”.
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Yidi Páez

La escritura de Benjamín tiene la función incitadora de la palabra vital. Por eso muchas veces me ha incitado a escribir después de leer sus textos. Leyendo el texto de Filippo, veo que el hijo ha aprendido con provecho las mañas del padre.

Nada más leer el primer párrafo para que se me formara la idea de que se trataba de una propedéutica de comprensión lectora.

Propedéutica evoca una acción o estrategia para facilitar la comprensión de algo que se está comenzando.

Reseña de El vacío que se extiende a lo lejos

Fra Filippo Casadiego Arévalo

Leí El vacío que se extiende a lo lejos dos veces, aunque la primera fue un intento fallido porque no logré pasar de la página 20. Culpé a mi papá, creí que el libro podía escribirse de una mejor manera, más clara, con líneas de tiempo directas. Tal y como se describe en el texto, a veces buscamos crear escenarios ideales que no existen en la realidad y quisiéramos modificar las cosas y no estudiarlas tal cual son.
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Benjamin Casadiego

Todo él irradiaba un hálito personal  a través del agua de colonia reciente y su conversación fluida y grata, pero ella se sintió un poco perdida, pues parecía hablar no tanto para decir como para ocultar. Gabriel García Márquez, En Agosto nos vemos.

Se nos vienen a la cabeza muchas ideas inquietantes cuando leemos La lengua del Tercer Reich de Victor Kemplerer (1881-1960).
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Fabio Alonso Torrado-Álvarez

“Afuera se escucha el rumor del río, es luna llena, el viento se lleva el tiempo.”

Con estas palabras se “cierra” la última novela de Benjamín Casadiego y se afirma, como sentencia, el vacío existencial que se percibe a través de sus páginas.
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Benjamin Casadiego

Orhan Pamuk se inventa una isla en el Mediterráneo y allí encierra a sus personajes hasta situaciones insostenibles. Las noches de la peste es un relato minucioso de los acontecimientos que rodean el tiempo de la peste bubónica de 1902, pero es también una reflexión sobre el Estado y la invención de las tradiciones: los mezquinos asuntos que desvelaban a sus creadores.

-Usted ha señalado que las raíces del pueblo minguerense se remontan a la remota Asia y al mar de Aral.

Benjamin Casadiego

Un pintor se retrata a sí mismo. Pero, ¿cómo lo hace? Da un poco de miedo, la verdad. Cees Nooteboom, El enigma de la luz.

En 1685 Aert de Gelder se pintó a sí mismo como Zeuxis de Heraclea, pintor griego del siglo V a.C. que alcanzó a desarrollar una incipiente técnica de luces y sombras y, dicen, murió de risa al tener que retratar a una mujer entrada en años.

Benjamin Casadiego

La suma de un abogado criminalista más un policía del crimen da como resultado un exquisito escritor de novelas policíacas: Rubem Fonseca, que fue ambas cosas en sus anteriores vidas. Estamos hablando de un especialista en agarrar por el cuello al lector que se atreva a husmear por sus páginas, un narrador escueto preparado para relatar la perversidad humana, nuestra bien resguardada parte oscura.

Me detendré a comentar uno de ellos.

Benjamin Casadiego

El tiempo escurrió veloz: junto a los riscos emergía la nave; las olas se agitaban en la orilla; los hombres se posaron en la proa con atavíos y armas.
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